Leo en el Telegraph un artículo sobre apiterapia y no me sorprendo. Antes de continuar, para quienes no están empapados en esta terapia alternativa vale decir que la apiterapia es una técnica de medicina no convencional que utiliza el veneno de abeja para sanar. Este no se toma por vía oral ni tampoco se administra aleatoriamente, sino que se aplica en sesiones dirigidas por profesionales especializados.

¿Por qué apiterapia? La pregunta es razonable si alguna vez has tenido la desgracia de que te pique una abeja. El dolor es muy molesto, e incluso tarda un poco en irse. ¿Pero qué tal si te dijera que la apiterapia es capaz de combatir la esclerosis múltiple, una enfermedad que paraliza al organismo haciéndole perder movilidad?

Es este el caso de Sami Chugg, quien en 1998 fue diagnosticada con esta enfermedad, y quien poco a poco fue perdiendo la capacidad de moverse hasta quedar inmobilizada al perder la capacidad de caminar. La esclerosis múltiple destruye la comunicación entre células nerviosas e incapacita progresivamente al individuo.

Sin embargo, Chugg, al no encontrar tratamientos que la curaran, decidió apostar por la medicina alternativa, concretamente al veneno de las abejas. A lo largo del tratamiento recibió 1.500 picaduras de abejas, y los resultados fueron extraordinarios.

No sólo Chugg consiguió eliminar el dolor que causa la esclerosis múltiple, sino que también pudo recuperar su capacidad de movimiento, volviendo a caminar y experimentando una mejoría significativa de su enfermedad.

El caso tal vez resulte llamativo, pues a decir verdad resulta extremo. En realidad lo que ocurrió no fue más que una reacción orgánica a un estímulo concreto. El sistema nervioso actuó en contra del veneno de abeja y reanudó con ello su actividad en decaimiento, luchando con éxito contra la enfermedad.

La apiterapia funciona, dale una oportunidad.