Si entendemos el alcoholismo como una enfermedad más, en la que los sucesivos tratamientos caen en el fracaso de las recaídas, es decir: volver al alcohol por más de la aparente voluntad del enfermo, solo queda -en este caso- lograr, aunque sea en parte que el alcohol no siga produciendo sus dañinos efectos, que se estimule el apetito de la persona tratada y que su recuperación orgánica sea lo más parecido a lo normal.

Los productos de la colmena, en este caso, miel, jalea real, polen y propóleos tienen como característica común el elevar y normalizar las defensas del individuo, lo que lo capacita orgánicamente para enfrentar un cúmulo de inconvenientes esperables. Científicamente se ha demostrado a este respecto el ácido 10-hidroxidocenoico, contenido en grandes cantidades en la jalea y el polen y en menor medida en la miel y el propóleos. También se relaciona este efecto con los bioflavonoides, en mayor cantidad en propóleos. Este mismo producto tiene la particularidad de aumentar la movilidad de los fagotitos (glóbulos blancos) y la actividad de estos (fagocitosis), como así también la producción de anticuerpos (inmunidad específica e inespecífica).

En cuanto al consabido daño hepático por el alcohol, este es menguado también por el propóleos, por su capacidad regenerativa de tejidos, a la vez de su efecto hemostático (coagulador). La miel, por su contenido en fructosa, es el motor y regenerador del hepatocito (célula o unidad funcional del hígado). La jalea obra como un reconstituyente general y el polen aporta todas las vitaminas y aminoácidos.

La fructosa, azúcar de participación mayoritaria en la miel, tiene un mecanismo de absorción que compite con el del alcohol desplazándolo en gran medida y haciendo que aun ante la ingestión del mismo (cosa que no podemos evitar) este sea inocuo para el paciente al no ser absorbido.

La miel, por su acidez, tiene un efecto aperitivo (aunque parezca paradójico) cuando es consumida entre 10 y 15 minutos antes de las comidas.

El propóleos en solución alcohólica logra que el paciente sienta la necesidad de comer que había sido desplazada por el alcohol. La solución alcohólica de propóleos es aconsejable en muchos casos de alcoholismo, ya que su ingestión, con baja cantidad de alcohol, evita que el paciente recaiga en el uso de bebidas ante la necesidad de su organismo por el tóxico.

Al conseguir que el paciente entienda el uso de los productos de la colmena como un tratamiento, se habrá logrado -con dosis adecuadas de los mismos- que el paciente tenga satisfechas sus necesidades nutricionales, aun prescindiendo del alimento.

Foto: Miren Etxabe.


La composición y sus efectos esperables:

Miel: En este caso su mayor importancia está dada por la fructosa y su competencia con el alcohol, así como por su efecto aperitivo y por ser el vehículo para otros productos por su sabor agradable. Aparte, tiene un buen contenido en minerales, substancias antibióticas y antioxidantes. Su contenido en vitaminas es bajo, como así también en proteínas y lípidos, que apenas se detectan.

Jalea Real: Su poder reconstituyente e inmunoregulador es alto, basado en el ácido 10-hidroxidocenoico, su contenido en aminoácidos, algunas vitaminas y gran cantidad de oligoelementos. También tiene un mediano efecto antioxidante.

Polen: Su composición química es altamente compleja. Se considera al polen como el alimento más rico en la naturaleza, su índice de Oser es de 86 (más alto que la carne de ternera o la soja). Un kilogramo de polen tiene tres veces más proteínas que un kilogramo de carne. Contiene todos los aminoácidos, incluso los esenciales. Contiene todas las vitaminas a excepción de la A, pero en este caso, tiene gran cantidad de carotenos (Provitamina A) que son transformados en el proceso de digestión en Vitamina A, en algunos pólenes incluso con valores 20 veces más altos que en la zanahoria.

Tiene una alta cantidad de minerales y oligoelementos, destacándose el calcio y el hierro, que por ser orgánicos son de fácil asimilación. Tiene un alto poder inmunoestimulante por el ácido 10-hidroxidocenoico, bajo nivel de hidratos de carbono y los pocos lípidos, como todos los de origen vegetal, bajan los niveles de colesterol plasmático. Tiene un buen contenido de hormonas sexuales tanto masculinas como femeninas. En este caso es necesario recordar que las hormonas de origen vegetal no tienen las contraindicaciones de las sintéticas o animales, su mecanismo de acción es estimular las glándulas de secreción endógena, comportándose como reguladoras de las mismas.

Propóleos: Por lejos es el producto de la colmena más estudiado. Se reconocen en él 20 propiedades terapéuticas, demostradas científica y clínicamente. Importan a los efectos del alcoholismo básicamente las capacidades desintoxicantes, inmunomoduladoras y antioxidantes. No por ello se deba despreciar sus cualidades hipocolesterolemizantes, hipotensoras, antibióticas, antiparasitarias, hemostáticas, antialérgicas, ni tampoco la gran cantidad de oligoelementos que el propóleos contiene. Sus efectos básicamente se apoyan en los fenoles (terpenos), habiéndose identificado más de 30 bioflavonoides. El total de componentes identificados supera los 250.

Una característica importante de los productos de la colmena, es que su consumo asociado produce una sinergia de potenciación de los mismos, con lo que se logra bajar las dosis para tener los mismos efectos.

En resumen, ¿qué se ofrece desde la colmena? En primer lugar el bloqueo parcial de los efectos del alcohol y en segundo lugar la desintoxicación, el elevar las defensas, mejorar el funcionamiento hepático y salvaguardar al individuo de posibles contratiempos en su salud.